Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

martes, 20 de noviembre de 2012

Día Universal del niño





     Todos los días se conmemora algo. Hoy es el "Día Universal del Niño", y yo quiero dedicar a los niños, a todos los niños, estos dos poemas que escribí hace tiempo. De manera especial tengo hoy presente la imagen de cuatro hermanos, víctimas de los conflictos en Ghaza, muertos por causas que estos inocentes ni siquiera llegaron a conocer, y que me produce una purulenta tristeza y una inconmensurable impotencia. Los niños son niños, son el tesoro de la humanidad y la ilusión por un futuro mejor. Para ellos mis versos, porque son la razón de ser en mi trabajo y en mi vida.





                                                       OTOÑO

Una bóveda gris plomo contempla serenamente
un hervidero otoñal en un patio colegial
atiborrado de gente, unos vienen, otros van.
Se despierta otra jornada de mediados de semana
durante el mes de Noviembre, lluviosa y con pocas ganas.
Y como todos los días, un peregrinar cansino
de mochilas y de niños, que corren haciendo ruido,
con las ruedas que soportan la sabiduría de siglos.
Los abuelos y los padres desempeñan su papel:
espectadores de lujo de un desfile de modelos
que cruzan su pasarela sin complejos ni tapujos.
El de los pelos de punta y el pelirrojo de al lado
disputan sin disimulo ser primeros de su fila
y están muy acalorados.
Una muñeca de cuento, con peinado de princesa,
le cuenta sus confidencias a su amiga de gafitas,
llamada María Teresa,
que luce una gran bufanda de color azul turquesa.
Allá , a lo lejos,  se ve un grupito de chavales
jugando un ratito a fútbol, que es lo primero en sus planes,
hasta que la profesora avise para iniciar un viaje,
por tortuosos senderos y rutas intelectuales. 


                                       Cuando sea mayor


Yo, cuando sea mayor,
quiero ser niño de nuevo.
Quiero volver al colegio
y poder soñar despierto,
perseguir  mil  fantasías
en el patio de recreo.
Llevar mis cuentas al día,
con cifras de muchos ceros,
resolviendo mis problemas
con la ayuda de mis dedos.
Leyendo mil aventuras,
recorriendo el mundo entero,
conociendo personajes
surcando el mar en velero,
mirando absorto una mosca
que vuela directa al cielo.
Que todas mis pertenencias
quepan en un gran sombrero,
de donde salgan sonrisas,
amigos y algún conejo.
Con una mamá muy linda
y un papá muy lisonjero,
que te alfombren el camino
con caricias y te quieros.

Y al agonizar el día,
agotado del trasiego,
con una sabrosa cena
y un baño muy placentero,
bucear entre algodones,
abandonarme a Morfeo,
y entre nanas y oraciones
ser un niñito de nuevo.



     Cuando un niño te sonríe y te dice sin malicia, en un tono 
 melifluo: “Seño, qué guapa vienes hoy”, ya sólo cavilas la manera de poner alas en sus pies para que vuele  tras sus sueños.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario