Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Adiós con el corazón





Nada más empezar septiembre despedimos a dos de nuestras religiosas más queridas. Las han destinado a otras ciudades después de muchos años paseando por los pasillos de nuestro colegio, en el que han dejado la estela de su buen hacer.




El homenaje comenzó con una celebración de la palabra en la capilla, seguida de una chocolatada con churros en el patio. Y para el recuerdo, fotos con cada grupo de profesores y con el personal de administración y servicios.




Hubo lágrimas sentidas en el adiós, por parte de Antonia y de Aurioles, y también por parte de los que nos quedamos y las echaremos de menos.




Escribí un soneto para ellas, con todo mi cariño para disculpar mi torpeza con esta estrofa clásica.




Aguantaron el photocall con la misma profesionalidad que unas grandes estrellas del mundo artístico.


Incluso vinieron antiguos compañeros a acompañarlas en la despedida.






                                     Soneto de despedida

Contábase la historia de un colegio,
fundado junto al río Guadiana,
por monjas josefinas muy cristianas,
es educarse en él un privilegio.

Rezuman oración sus muros regios,
entraron fe y amor por sus ventanas,
y aunque la vocación se volvió anciana,
el fruto que sembró no tiene precio.

A Mérida se va la madre Antonia,
por suerte la tendremos bien a mano,
más cerca que si va a la Patagonia.

Y a Málaga se llevan a Aurioles,
tendrá que hacer un hueco en su maleta
para que guarde nuestros corazones.

Con paz marchan las dos a sus destinos,
que Dios las acompañe en su camino.

Septiembre de 2014





¡Os deseo lo mejor!

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