Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 4 de noviembre de 2016

El Terrao, un paraíso.


No es la primera vez que Angelita y Falín nos abren las puertas de su casa con su maravillosa hospitalidad. 





Allí nos juntamos un grupito de "Pepascompis", que no desperdiciamos ocasión para echar unas risas y alborotarnos como colegialas.


Llenamos la mesa de viandas para una merendola... de 20 comensales, ¡qué exageradas somos!


Recorrimos toda la huerta que con primor asisten nuestros amigos, y aprendimos algunas lecciones de su inconmensurable sabiduría, además de maravillarnos con tal cantidad de riquísimos productos ecológicos.





Nos hicimos fotos en la piscina,








fotos con parte de la cosecha,







 y, ¡cómo no!, sacamos una foto a nuestra particular "Virgen del Ciruelo"...





Cuando ya estábamos saciadas de comer, de beber y de cotorrear, nuestros anfitriones nos ofrecieron un manjar hecho por Falín, especialmente para la ocasión: un "choripán", que estaba literalmente de vicio.






Desbaratamos la reunión por aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno", pero se estaba de lujo en el porche en tan buena compañía.


Cada una se llevó a casa una muestra de tomatitos cherry de varias clases, pimientos, y todo lo que recogimos durante la inspección a los cultivos.


Nos despedimos con pena, pero asimismo con la inmensa alegría que nos embarga cada vez que nos juntamos. y, como muestra de nuestro agradecimiento, le dedicamos una pequeña estrofa musical a Falín, que es todo un santo varón cada vez que nos acoge.



              El Terrao, un Paraíso en la Tierra.

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