Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

miércoles, 5 de abril de 2017

Elisa, amiga mía.


Otro día de emociones enfrentadas: alegría porque una compañera alcanza el lujo de jubilarse en plenitud de facultades, y tristeza porque la echaré de menos tras 34 años y medio compartiendo nuestro día a día en el colegio.


Por más memoria que hago, no recuerdo en todo este tiempo ni un solo roce,una mala cara o una palabra más alta que otra, pero sí buenos consejos, respaldo, amistad y cariño.


No hemos querido dejar pasar el día sin pena ni gloria, y nos hemos ido a comer con Elisa muchas "Chicas de Oro" y algunos compañeros más, para festejar con ella el inicio de su nueva vida, aunque en Navidad será la celebración oficial de todo el claustro de profesores del colegio.


Como el que no quiere la cosa, han transcurrido para Elisa 40 años de servicio en la docencia, ahí es nada, y la hemos arropado para ayudarle a asimilar la sensación de vértigo que hoy la embarga. 
 
Quién nos dijera…


¿Quién nos dijera, Elisa, amiga mía,
cómo han pasado tantos soles y lunas,
lecturas, geografía, restas, sumas,
madrugones, sofocos y alegrías…?

Sembraste en tu camino, día a día,
semillas de paciencia con dulzura,
en campos de oración y de cultura
que hiciste florecer con tu valía.

Llegó el momento de jubilación,
de prestarle tu tiempo a lo sencillo,
regalar tus horas y dedicación

a tus hijas, tu nieto, a tu marido.
Sentir el abrazo de corazón
de aquellos que caminamos contigo.

                                                                            3 de abril de 2017


Le he dedicado estos versos con todo mi cariño, y ella a mí un largo abrazo.


                   Que te vaya bonito, amiga.




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